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Hasta ahora, el profeta Balaam ha estado jugando un juego muy peligroso. Por una parte, su corazón entiende que él tiene que ser fiel al Señor. Él sabe que no puede ir en contra de Dios. Y Dios ya le había dejado bien en claro que Él nunca maldeciría a Israel. Pero en el corazón del profeta Balaam, también estaba el recibir los honores y las riquezas que le había ofrecido el rey de los Moabitas. Por eso varias veces consultó al Señor, para ver si Dios cambiaba de opinión. Pero Dios no cambia de opinión con respecto a su elección. Dios puede arrepentirse de destruir o ejecutar un castigo divino; pero Dios no cambia de opinión cuando se trata de bendecir. Dios ya había elegido a Abraham y a su descendencia; para mediante ella, bendecir a todo el mundo. Y es interesante notar que aquí encontramos una profecía acerca del Mesías. Balaam habla de que saldría una estrella de Jacob. Un gobernante victorioso. Ese es Jesús. Dios le mostró a Balaam la victoria final de Dios y de su pueblo, por sobre todos sus enemigos. Recuerda esto querido amigo: Si Dios te bendijo, nadie más te puede maldecir. Procura siempre obtener y alcanzar las bendiciones del Señor. Que el Señor te bendiga.