Después de la muerte de más de 24.000 israelitas, por causa de la fornicación con las hijas de los moabitas y los madianitas, el Señor le manda a Moisés a realizar un segundo censo. Este censo tendría dos objetivos: primero - mostrar que Dios cumplió su palabra: De los que salieron de Egipto, ninguno entraría a la tierra prometida; solamente Josué y Caleb entrarían de toda esa primera generación. El relato tiene un fuerte énfasis en mostrarnos cómo todos aquellos que se rebelaron contra el Señor, fueron castigados y no entraron en la tierra prometida. El segundo objetivo del censo, era repartir la tierra prometida por un sorteo, pero que a la vez considerara entregar los territorios más extensos a las tribus más numerosas. En todo momento vemos la justicia de Dios. Sí, Dios es paciente, bondadoso y misericordioso. Pero vemos que también Dios es justo. Ya que ahora somos nosotros los que vamos camino a la Canaán Celestial, procuremos no rebelarnos contra el Señor, y permanecer siempre firmes en sus caminos. Que el Señor te bendiga.