Nada se compara a la sabiduría, la discreción, y el buen juicio. Estos atributos valen mucho más que la riqueza, la belleza, o cualquier otro elemento de valor temporal. La sabiduría nos orientará a vivir vidas rectas, llenas de justicia. Sus principios son eternos, y al aplicarlos, estaremos viviendo una vida que agrada al Señor. Recuerda esto: algún día estaremos frente al tribunal de Dios. Él nos va a juzgar por cómo vivimos nuestras vidas. Vive sabiamente. Haz el bien. Se generoso. Que el Señor te bendiga.