El llamado de Pablo es la unidad. Y para que haya unidad, uno de los factores más importantes es la humildad. El orgullo siempre será el mayor enemigo para que haya unidad dentro de la iglesia. Por eso Pablo nos insta a no pensar de nosotros mismos como si fuéramos los mejores, o los únicos que tienen la razón. La humildad nos tiene que llevar al equilibrio, al respeto, a la paciencia, y al amor. Pablo pide que haya más amor en la iglesia, entre los hermanos. Él nos invita a orar por quienes nos maldicen; y si alguien nos persigue, y nos quiere destruir, no debemos permitir que eso nos saque de nuestra paz. Debemos dejar todo en las manos de Dios. Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. Dios sabe lo que otros puedan estar tramando en tu contra. Déjale a Él la venganza. Tú haz todo lo posible por estar en paz con todos. ¿Y cómo logramos esto? Muriendo al yo. Debo entregar mi cuerpo en sacrificio vivo. Y no debo permitir que mi mente se amolde a este mundo. Mi mente debe ser renovada constantemente por el Señor. El mundo busca venganza. El mundo busca poder y destruir a los enemigos. Nosotros no debemos pensar ni actuar así. Que el evangelio sea una realidad en tu vida práctica. Que el Señor te bendiga.