Romanos es la obra maestra de Pablo. En esta carta él expone los principios fundamentales del evangelio de forma muy clara y contundente. Fue estudiando la carta a los Romanos que el gran reformador Martín Lutero descubrió la verdad acerca de la justificación por la fe. El contenido de este libro lo cautivó a tal punto, que la verdad sobre la salvación siendo un regalo de Dios llenó su mente y su corazón de esperanza. Fue así que él cobró el valor para levantarse en contra del error que se predicaba y se practicaba en la iglesia medieval. En este capítulo Pablo comienza de inmediato a hablarnos del evangelio, las buenas noticias de salvación: todos los profetas hablaron del Mesías, el Cristo, y Dios demostró que era Jesús, al levantarlo de entre los muertos. Jesús es el Hijo de Dios, y los que crean en Él, serán salvos. ¿Salvos de qué? Salvos de la ira de Dios. El pecado nos convierte en merecedores de la ira de Dios. Y aquí Pablo nos muestra de forma explícita los pecados de la humanidad al haber rechazado a Dios. Cada vez que rechazamos a Dios, y no le reconocemos ni le damos la gloria que se merece, nuestras mentes se llenan de tinieblas. Y entonces Dios nos entrega para que vayamos tras pasiones vergonzosas. La homosexualidad era algo muy común en el mundo greco-romano. Muchos Emperadores practicaron la homosexualidad. Incluso muchos de ellos practicaron el sexo con menores de edad. Cuando rechazamos a Dios, nuestra mente se puede ir en direcciones muy oscuras, y llenas de maldad. Y aunque el pecado sexual para muchos puede ser claramente una aberración, para mucho hoy en día no lo es. Pero Pablo no solo enfatiza este pecado. Él enumera una cantidad de pecados que son igualmente aborrecibles delante de Dios: Avaricia, envidias, homicidios, contiendas, engaños, perversidades. Mentiras, engreídos, vanidosos, etc. El punto de Pablo es: todos estamos lejos de Dios. Todos necesitamos su perdón. Todos necesitamos de su gracia. Y para eso Dios envió a Jesucristo. Para que podamos alcanzar el perdón mediante la fe. Te invito a que leas este libro, y para que así como Pablo tú también puedas decir: "No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación para todos los que creen". Que el Señor te bendiga.