La iglesia de Roma estaba compuesta por judíos y gentiles. Y aunque Pablo nunca había visitado personalmente esa iglesia, él sabía que había un problema dentro de ella. Los hermanos se estaban criticando mutuamente. Los judíos estaban criticando y menospreciado a sus hermanos gentiles por no hacer todo lo que ellos hacían. Los gentiles por su parte también criticaban a sus hermanos judíos por sus costumbres y sus prácticas. Debemos aprender a no criticar ni juzgar a nuestros hermanos. Todos algún día tendremos que presentarnos delante de Cristo: y entonces tendremos que dar razón por todos nuestros actos. Te invito a leer este capítulo y a reflexionar en este importante tema que muchas veces, hasta el día de hoy, afecta a muchas iglesias. Que el Señor te bendiga.