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Las bendiciones de Dios llegan cuando menos se las esperan. El futuro de Rut y Noemí estaba por cambiar. Llegaron a Belén con las manos vacías. Dos viudas, pobres, y sin muchas expectativas, no tenían casi esperanzas, ni una perspectiva de un futuro mejor. Pero en Israel Dios estableció leyes para proteger a los pobres. Ellos podían recoger las espigas que caían al suelo, en el tiempo de la cosecha. Eso salió a hacer Rut. Y sin saberlo, llegó al campo de Booz, un pariente cercano de Noemí. Cuando Booz preguntó por ella, él fue movido a misericordia, y e hizo todo lo posible por ayudarla. Rut no podía entender cómo alguien que no la conocía podía ser tan bondadoso con ella. Pero la respuesta de Booz fue clara: "Tú fuiste bondadosa con tu suegra. Dejaste tu tierra, tu familia, y has venido a refugiarte bajo las alas del Dios de Israel". Aquí empezamos a ver la mano de Dios al control. Dios no había desamparado a Noemí, ni tampoco a Rut. Ese día Rut recogió 24 kilos de cebada. Y se le permitió quedarse a trabajar todo el tiempo de la cosecha. Dios bendice a quienes se refugian en Él. Dios bendice a los que hacen misericordia y bondad con otros. Seamos bondadosos. Seamos generosos. Seamos siempre bendición para otros. Que el Señor te bendiga.