En este salmo encontramos una actitud que me gusta mucho sobre el Rey David. David comenzaba su día alabando al Señor. A él le gustaba despertarse muy temprano, y con lira entonaba himnos para Dios. David así empezaba su día, con fe, con ánimo, con esperanza. Pero al parecer también David experimentó derrotas. Estaban rodeados de enemigos. Siempre sus vecinos le hacían la guerra. Y aunque David siempre tuvo muchas victorias, también hubieron derrotas. Por eso David pregunta: ¿por qué Dios nos has abandonado? Sin Dios es imposible alcanzar la victoria. Y antes que buscar la solución en aliados humanos, debemos buscar la ayuda del Señor. Y en el Señor podemos lograr grandes proezas. Grandes hazañas. Que el Señor te de la victoria sobre todos tus enemigos, y que con su ayuda, tú también puedas hacer grandes hazañas. Que el Señor te bendiga.
