Una vez en Babilonia, una vez que el pueblo fue sacado de su tierra natal, este salmista nos cuenta que era imposible cantar cantos alegres sobre Jerusalén. Ellos habían colgado sus liras, como diciendo “no volveremos a cantar ni a tocar” hasta que volvamos a nuestra tierra. Es un salmo muy triste, y lleno de muchas emociones melancólicas. Te invito a leer este salmo y a meditar en su mensaje. Que el Señor te bendiga.