En este salmo David nos habla del gran e incomparable carácter de Dios. Su amor es más grande que los cielos. Su fidelidad, sobrepasa la altura de las nubes. Su justicia sobrepasa las más grandes montañas. Y sus juicios son más profundos que los océanos. En cambio el carácter de los hombres tiene una tendencia al mal, a la injusticia. Muchos se niegan a reconocer su maldad. No ven nada malo en su proceder. Sin embargo, sus planes son de continuo hacia el mal. Dios es amor. Pero en su justicia no va a tolerar para siempre el mal. Dios es muy paciente, pero su paciencia también tiene un límite. El Señor muy pronto va a derramar sus juicios sobre esta tierra, y va a libertar a los justos. Teme al Señor, y apártate del mal. Que el Señor te bendiga.