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Description

Este salmo está dedicado mayormente a la gloria de Jerusalén. Ubicada en el monte santo, el monte Sión, Jerusalén era una verdadera maravilla. Pero su verdadera gloria no radicaba en sus maravillosos muros ni torres. Sino en que Dios era su defensor. Jerusalén era la ciudad del gran Rey. Ese Rey es Dios. Dios es quien debe gobernar nuestras vidas. Él debe estar presente en cada aspecto de nuestras vidas. La gloria de Jerusalén provenía de la presencia de Dios. Pero cuando el pueblo se apartaba de Dios, entonces Él ya no los podía defender. No te alejes de Dios. No te olvides de sus mandamientos. No te olvides de todo lo que Él ha hecho por ti. Alaba a Dios. Medita en sus grandes obras. Medita en su gran amor. Y consagra tu vida a su servicio. Que el Señor te bendiga.