Este salmo es muy interesante, ya que nos habla del juicio final. El juicio comienza por el pueblo de Dios. Los primeros en ser juzgados, son todos aquellos que un día hicieron un compromiso con el Señor. Todos aquellos que se hacen llamar sus hijos, Dios debe pesarlos en su balanza. La salvación se la debemos a Jesús, el Mesías. Él fue el sacrificio perfecto por el pecado. Pero su amor y su muerte deben llevarnos a un completo arrepentimiento del pecado. No puedo ser hijo de Dios si sigo guardando rencor en mi corazón. No puedo ser hijo de Dios, si sigo diciendo mentiras. No puedo ser hijo de Dios, y seguir haciendo el mal. El salmista dice que como a veces Dios guarda silencio cuando hacemos el mal, y no somos castigados inmediatamente, que eso ha hecho pensar a algunos que Dios es como somos nosotros. Pero eso es un error. Dios muy pronto vendrá. Y no vendrá en silencio. Vendrá con fuego y con tormenta. Vendrá con destrucción. Tal cual como destruyó el mundo con agua, ahora lo destruirá con fuego. Tal cual como destruyó a Sodoma y Gomorra, esta vez vendrá para destruir el pecado y a los pecadores. Que cuando ese día llegue, seas hallado entre los justos; entre los fieles. Entre los agradecidos que caminan con Dios en obediencia. Que el Señor te bendiga.
