Ser creyente, o ser cristiano no es un sinónimo de bienestar. Si miras atentamente a los personajes de la Biblia, te vas a dar cuenta que muchos de ellos pasaron por grandes aflicciones. Job sufrió grandes pérdidas, a pesar de ser un hombre recto y fiel. Pablo tenía un aguijón en la carne, y aunque pidió y pidió que Dios se lo quitara, eso nunca ocurrió. Jesús es llamado el varón de dolores, experimentado en quebranto. Dios permite el dolor en la vida de sus hijos, ya que el dolor es un gran formador del carácter. Muchas veces el dolor es lo que más nos acerca a Dios. Es posible que muchos, si no fuera por el dolor, ni siquiera tendrían una vida de oración. Sea lo que sea que estes pasando, nunca dejes de orar. Nunca dejes de buscar a Dios. Crece en tu sufrimiento, hazte más fuerte espiritualmente. Y pase lo que pase, nunca pierdas la fe. Que el Señor te bendiga.
