De todos los salmos, este es el único que fue compuesto específicamente para ser entonado el día sábado, el día del Señor. Nuevamente el centro del salmo es el Señor. Él es digno de ser alabado. Él es el que nos salva, nos bendice, nos ama y nos fortalece. Él es Eterno. Y los que le aman y le adoran, un día estarán en su presencia, para adorarle por toda la eternidad. En cambio, los malvados, aunque florecen rápidamente como mala hierba, muy pronto serán destruidos para siempre. Y tú, ¿en qué grupo vas a estar? ¿Quieres ser como el cedro y como la palmera? ¿O quieres ser mala hierba? Es tú decisión. Que el Señor te bendiga.