Toda gran liberación debiera concluir en alabanzas a nuestro Dios. En este canto, y en el canto de María, hermana de Moisés, tú puedes ver la alegría, el gozo, el alivio por finalmente verse realmente libres. Aquí se cumple la promesa que Dios les había hecho a su pueblo: Ustedes no verán más a los egipcios. Se habían hundido en el mar. Todo su poder, todas sus amenazas se habían hundido en lo profundo del mar. Israel era verdaderamente libre. Pero aunque ellos habían salido de Egipto, lo cierto es que vamos a ver que Egipto seguía en sus corazones. La falta de fe, las quejas, las murmuraciones fue algo que acompañó a Israel durante gran parte de su peregrinación a través del desierto. Por eso Dios les hace esta advertencia: "Si ustedes oyen mi voz, y me obedecen, y hacen lo que es bueno, ustedes no sufrirán las enfermedades que yo envié sobre los egipcios". Dios espera de nosotros fe y obediencia. No podemos esperar las bendiciones de Dios si nosotros no obedecemos su Palabra. Ten cuidado con las quejas y las murmuraciones. Quienes practicaron este estilo de vida no entraron a la Tierra Prometida. Si dejas que el espíritu de la queja y la amargura se posesionen en tu vida, es posible que también te quedes fuera del cielo. Confía en el Señor. Él está al control de tu vida. Que el Señor te bendiga.
