El pueblo acampó en Refidim, muy cerca del Sinaí, y allí no encontraron agua. Y el pueblo hizo dos cosas: Disputaron con Moisés, y tentaron al Señor, preguntando: ¿Está el Señor con nosotros, o no? Esta es la peor pregunta que alguna vez podemos hacer, ya que el Señor prometió que siempre iba a estar con su pueblo. Y además, Moisés no fue quien los había sacado de Egipto, ¡El Señor los había sacado de Egipto! Cada vez que criticamos a los líderes de la iglesia, estamos indirectamente criticando al Señor. Estamos dudando de que Él es quien realmente dirige a su pueblo. La murmuración se volvió un hábito dentro del pueblo de Israel. Pero nuevamente vemos que Dios fue paciente con ellos. La indicación fue que Moisés debía llevar a algunos de los ancianos de Israel, para que fueran testigos del milagro, y Moisés debía golpear la roca con la vara que había golpeado el Nilo, y entonces de la roca brotaría agua. La Roca es un símbolo de Cristo. Cristo tuvo que ser golpeado, para que todos nosotros pudiésemos beber gratuitamente del agua de la vida. Es gracias a Cristo Jesús que nuestros pecados y nuestra falta de fe es perdonada. Debemos aprender a confiar en Dios, y pedirle con fe que nos ayude en nuestras dificultades. No debemos preguntar si está con nosotros. Debemos confiar en sus promesas, y avanzar por fe. Que el Señor te bendiga.
