Esta visión presenta el maravilloso plan de salvación. Nos habla del amor y la misericordia de Dios, que perdona y limpia a una nación manchada por el pecado. A Zacarías se le muestra el juicio final, prefigurado por Yom Kippur, el día de la expiación. Era el día en que el pecado era removido de entre el pueblo de Israel. Pero Josué, el Sumo Sacerdote, llega manchado por el pecado a esa cita. Merecía morir. Y Satanás lo sabe, y lo acusa delante de Dios. Pero Dios perdona a Josué y le da vestiduras limpias. Josué representaba a Israel delante de Dios. Dios estaba perdonando a la nación. Dios había escogido a Israel, y los había rescatado del fuego, de un incendio. Los había sacado de Babilonia. Ahora que habían sido perdonados, Dios les advierte a que anden en sus caminos. Si lo hacían, algún día estarían en su presencia, en el cielo. El perdón definitivo llegaría cuando Dios les enviara al Mesías, el siervo, el renuevo. Que promesas más maravillosas. En Cristo Jesús tenemos el perdón de nuestros pecados. Andemos en sus caminos. Seamos fieles. Es tiempo de volver al Señor. Que el Señor te bendiga.
