Cuando escuchamos hablar de límites, muchas veces pensamos en los límites que nos dicen hay que ponerle a los niños. Pero tanto insistimos en cómo plantearlos en la infancia, que olvidamos enseñar cómo establecerlos conforme crecemos, para que así podamos asegurar nuestro bienestar.
Los límites son sumamente necesarios para que podamos definir cuáles son nuestras necesidades como personas, y cuáles son aquellas cosas que no estamos dispuestos a comprometer a fin de sentirnos plenos, satisfechos y coherentes con nuestras necesidades emocionales.
Establecer estos límites no es fácil, justamente porque hemos aprendido a vivir en función de la aprobación de los demás, y nos cuesta mucho lidiar con no tener este reconocimiento.
Acompañanos en esta reflexión acerca de cómo poder establecer nuestros propios límites.