Dime con quién andas y te diré quién eres, dicen por ahí.
¡Pues lo mismo sucede con Cristo!
A decir verdad, somos nosotros quienes preferimos ser indiferentes, alejarnos, dejarlo a un lado.
¿Cómo podremos ser felices plenamente sin acercarnos ni ser impregnados por el Amor mismo?
Haz la prueba y ¡Déjate amar!