Si escuchamos la palabra predicar, evangelizar se nos viene problamente a la mente, la imagen de un misionero con un hábito religioso o tal vez la de un sacerdote durante la Homilía del Domingo.
Pero ¿Han sido sólo ellos los llamados? ¿Qué hay de mí al ser bautizado e integrado a la Iglesia de Cristo, su Cuerpo Místico?
Todos tenemos un propósito esencial como miembros del Cuerpo. ¡Nuestro ejemplo puede cambiar tantas vidas!
¡Anímate y vive tu fe!