Ayer, el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump volvió a hacer historia. Si en marzo se había inscrito en los libros como el primer ex mandatario en ser procesado ante la justicia -en ese momento ante un tribunal del Estado de Nueva York-, ayer se convirtió en el primero en ser imputado con delitos federales.
Frente a un tribunal en Florida, Trump fue ayer imputado formalmente por 37 cargos relacionados con la posesión de documentos clasificados que se llevó consigo tras dejar el poder y con la obstrucción a la justicia, dadas las maniobras a las que recurrió para intentar evitar tener que devolver dichos documentos al Archivo Nacional. El célebre imputado se declaró “no culpable”. A diferencia del procesamiento en Nueva York, relacionados con irregularidades en el manejo de fondos de campaña, estos son cargos que especialistas de todo el espectro han calificado como serios y graves.
Dado que Donald Trump anunció tempranamente que buscaría ser el candidato presidencial Republicano en las elecciones generales del 2024, la investigación está a cargo de un fiscal especial independiente del Fiscal General. Eso, por cierto, no ha evitado que Trump y el resto de los líderes y precandidatos republicanos acusen al gobierno de usar el Departamento de Justicia con fines políticos.
Es un caso que tiene más particularidades complejas: al tratarse de documentos clasificados, algunos de ellos altamente sensibles, el detalle de lo contenido en ellos se desconoce. Y quedan otras interrogantes en el aire.
Cristián Farías, periodista, abogado y analista de asuntos legales, nos habla hoy sobre el caso, sobre cómo podría -o no- beneficiarse de todo esto el mismo Donald Trump y sobre los demás casos que podrían derivar en sucesivas formalizaciones contra el ex mandatario y actual precandidato.