Algo importante marcó durante este verano un punto de inflexión en el mundo entero. La masificación del uso de la inteligencia artificial generativa -aquella que da lugar a producciones nuevas-, principalmente gracias a la interfaz conversacional de Chat GPT, fue mucho más que el debut de un “juguete nuevo” de insospechados alcances. El acontecimiento destapó y aceleró la competencia de los gigantes tecnológicos por ganar terreno en una carrera potencialmente revolucionaria. Microsoft -que es parte de los inversionistas de Open AI, la compañía creadora de Chat GPT- anunció y puso a disposición de algunos periodistas y especialistas escogidos la nueva versión de su buscador, Bing, que incorpora la mencionada interfaz de inteligencia artificial conversacional. A los pocos días surgieron llamativos reportes de interacciones de los usuarios con esta IA, que incluían desde declaraciones de amor hasta aparentes confesiones de un “fantasma en la máquina”. Fenómenos que tienen explicación lógica, pero que llevan a pensar sobre las consecuencias de un uso masivo de esta tecnología. Como escribió el periodista del New York Times Kevin Roose, esta herramienta “no está preparada para salir al público… O tal vez nosotros no estamos preparados para ella”.
La respuesta de Google, compañía que venía hacía tiempo trabajando en una inteligencia artificial avanzada pero no se había animado a presentar en público, no se hizo esperar. Fue una mala movida para la empresa que hoy domina el mercado de los buscadores, porque los errores en la demostración la expuso a un fiasco. Pero fue la señal de que la carrera por llegar al público con herramientas de inteligencia artificial cuyos alcances no dimensionamos del todo había empezado.
Todo esto fue también un recordatorio de que todos nosotros convivimos cotidianamente en algún grado con algún tipo de inteligencia artificial. Y -como vienen advirtiendo especialistas en todo el mundo- no estamos preparados para lidiar con sus problemas y consecuencias. Es un nuevo mundo para el que sólo tenemos herramientas de una era que se extingue. Por ejemplo, en el área de la protección de los derechos de los ciudadanos.
Hoy conversamos sobre todo esto con María Paz Hermosilla, directora del GobLab de la UAI.