La polémica por el manejo de las autoridades de salud de la emergencia provocada por los virus de invierno, y particularmente por el brote de virus sincicial, ha seguido marcando la agenda. Pero mientras se persiguen responsabilidades y se cruzan acusaciones, el virus sigue golpeando a la población más vulnerable: los niños menores de un año y los adultos mayores.
Una de las principales dificultades a la hora de enfrentar el virus sincicial es que no existen vacunas para la población infantil. Aunque este agente patógeno fue identificado hace más de 50 años, desarrollar una vacuna ha sido una meta esquiva por décadas, en una carrera marcada por los fracasos de los primeros ensayos clínicos y sucesivos reveses. Aún así, este objetivo se ha mantenido como una alta prioridad de investigadores en todo el mundo, dada su alta prevalencia y peligrosidad. El sincicial es tan común que se estima que todos los niños de dos años lo han o habrán contraído alguna vez. Durante el invierno recién pasado en el hemisferio norte este virus provocó estragos en los sistemas de salud europeo y estadounidense, algo que servía de anticipación a lo que viviríamos este invierno.
La persecución de una vacuna efectiva comenzó a mostrar sus primeras luces de esperanzas hace unos meses, cuando laboratorios como GSK y Pfizer informaron de exitosos resultados en sus pruebas clínicas. A principios de mayo, la FDA, el regulador de Estados Unidos, aprobó ambas vacunas para su uso en mayores de 60 años. Poco después, el regulador europeo hizo lo propio. En la espera aún están las autorizaciones para el uso de estas fórmulas en embarazadas y en lactantes. Por su parte, la farmacéutica Moderna ha anunciado que también ha tenido éxito con su propia fórmula en sus pruebas clínicas y pronto es tará buscando la autorización para su uso.
En Chile, el equipo dirigido por el doctor Alexis Kalergis, académico de la UC y Director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, ha venido trabajando por años en el desarrollo de una vacuna propia especialmente formulada para recién nacidos, en un trabajo desarrollado en la Universidad Católica en colaboración con el Ministerio de Salud.
Fue justamente la pandemia del Covid 19 -una de las causas a las que se le atribuye este violento brote de virus sincicial- la que desvió momentáneamente sus esfuerzos, al requerir su trabajo en vacunas para ese coronavirus. Tras retomar el trabajo en la vacuna de sincicial, el doctor Kalergis comenta los esfuerzos y avances de su equipo, que incluyen además de la vacuna un test de diagnóstico y pronóstico que podría optimizar la atención médica. También reflexiona sobre la emergencia que vivimos hoy y sobre cómo enfocar los esfuerzos colectivos en sortear esta y las próximas crisis.