La probabilidad de sufrir algún tipo de enfermedad mental a lo largo de la vida no es para nada baja. Se cree que es o será el caso de una de cada cuatro personas en el mundo. Para el año 2030, según ha advertido la Organización Mundial de la Salud, los problemas de salud mental van a ser la principal causa de discapacidad en el planeta. Y mientras en los países de ingresos altos el porcentaje de personas con trastornos mentales graves que no acceden a un tratamiento está entre el 35 y 50%, en los países de ingresos medios y bajos este porcentaje se eleva hasta el rango entre el 76 y el 85%. En Chile, recientemente un estudio de la Asociación Chilena de Seguridad y la Universidad Católica dejó en evidencia que un 47% de las personas que sintieron la necesidad de consultar a un especialista de salud mental no lo hicieron por razones económicas. Mundialmente, se calcula que cerca de 700 mil personas se suicidan cada año. Regionalmente, la situación ha empeorado: según la OMS, Las Américas es la única región del mundo donde las tasas de suicidio han ido en aumento desde el año 2000. A nivel latinoamericano, Chile ocupa el sexto lugar, con una tasa de 10,3 casos por cada cien mil habitantes.
Más allá de los casos más radicales y trágicos, día a día millones de personas -y sus familiares- deben lidiar con trastornos depresivos, de angustia, bipolares y una larga lista de enfermedades y condiciones que afectan su calidad de vida. A esto se agrega el estigma social que tradicionalmente ha envuelto a las enfermedades mentales, algo que no sólo empeora las condiciones de quienes las sufren, sino que también hace que las personas demoren en buscar ayuda.
Una parte importante en todo esto la juega el lenguaje. Cómo hablamos de las enfermedades mentales, tanto desde los medios de comunicación como socialmente, de manera cotidiana, genera condiciones que pueden hacer que el problema sea aún más grave.
El psiquiatra Roberto Sunkel, jefe de la Unidad de Neuropsicogeriatría del Instituto Nacional de Geriatría, ha trabajado en torno al tema de la comunicación de las enfermedades mentales colaborando con la iniciativa regional “Las Palabras Importan”, impulsada por la unidad UpJohn, del laboratorio Pfizer. El programa comprende la realización de talleres para medios y la elaboración de un manual para una mejor comunicación sobre las enfermedades mentales en América Latina. En esta conversación, el doctor Sunkel además reflexiona sobre las dificultades de acceso a la salud mental en nuestro país.