Mark Spitz tuvo una carrera breve, pero intensa. Antes de agitar las piscinas del mundo, se entrenó en los mares oceánicos de Hawai. El nadador se retiró muy joven: a los 22 años, pero tiempo suficiente para ganar siete medallas de oro, romper siete récords mundiales y merecer un apodo de leyenda: El Tiburón.
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