Ferenc Plattkó se encontraba evidentemente lesionado, pero estaba dispuesto a dejarlo todo por su equipo. Se trataba de la final de la Copa del Rey de 1928, así que, entre el barro, resistiendo vientos, lluvia inclemente, dolores físicos y ofensivas de la Real Sociedad, exhibió una fortaleza heroica que inspiró al célebre poeta Rafael Alberti a escribir una oda en su honor.
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