Tenían una vida maravillosa con sus cuatro hijas. Ella dedicada a estudiar y criar en casa a sus tesoros y él, gerente regional de mercadeo de Panasonic. Un segundo bastó para que, un accidente trajera la amputación de los brazos de Alex y lesiones en Rebe. Ahora están conscientes de lo verdaderamente importante. Su testimonio es profundamente conmovedor, porque cada día de ellos empieza con la palabra GRACIAS.