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8 de julio

¿Abusadores en la iglesia?

Pastor Mike Novotny

Hay un hombre en la cárcel que ve Tiempo de Gracia y me escribe cartas

agradecidas, alentadoras y llenas de fe. Un día, sin embargo, encontré su historial legal

en Internet, y las palabras agresión a un menor, repetido y delito grave llamaron mi

atención y me rompieron el corazón. Pensé en la posible liberación de este hombre y

en la posibilidad de que se presentara el domingo a adorar junto a mi familia. Mientras

consideraba la gloria de su perdón y la realidad de que su pecado podría repetirse,

agonicé con la pregunta: ¿Qué haría Jesús?

Si en el siglo I hubiera entre la multitud un hombre con antecedentes de

maltrato, ¿qué haría Jesús? ¿Y qué deberíamos hacer nosotros hoy? ¿Deberíamos

cerrar las puertas de la iglesia cuando ciertos tipos de pecadores salen de sus coches?

¿advertir a los padres? ¿«perdonar y olvidar»? Decir «todo el mundo es bienvenido» es

fácil, pero cuando todo el mundo incluye a todo el mundo, ¿qué pasa entonces?

En los próximos días, quiero luchar con esa pregunta hablando directamente a

las personas que han cometido el pecado de abuso. Esta descripción de Jesús guiará

mis palabras: «[Vino el Hijo] unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»

(Juan 1:14). Hacer lo que hizo Jesús significa estar llenos de gracia y de verdad.

Significa ser cristianos que se preocupan por «los más pequeños» sin diluir el amor

inmerecido y al mismo tiempo manteniendo los más altos estándares de verdad y

límites saludables.

Sigue leyendo para encontrar las cuatro cosas que le diría a nuestro amigo en

prisión y a cualquiera que venga a la iglesia con abusos en su pasado.

Oración:

Misericordioso Señor, confieso que me es muy difícil comprender cómo puedo

responder frente a quienes hicieron mucho daño y ahora son creyentes, considerando

que aunque todos somos igual de pecadores delante de ti, hay quienes pueden

representar un verdadero peligro para su prójimo. Concédeme la sabiduría para

responder conforme divina voluntad, por Jesucristo tu Hijo. Amén.