17 de Febrero
¡Achís!, ¡achú!, y todos a caer
Pastor David Scharf
“Anillo de rosas, flores y otras cosas. ¡achís!, ¡achú!, y todos a caer”. Pocas personas saben que esta canción infantil se remonta a 1347. La peste negra en Europa cobró más de 25 millones de vidas. “Cenizas, cenizas” (o “achís, achís”) es una imitación de los estornudos de la persona infectada, seguidos de las personas “cayendo” al morir. El tiempo de la Cuaresma, quizás más que cualquier otra época del año de la iglesia, nos confronta con nuestro pecado.
Mientras caminamos con Jesús en la Cuaresma, contemplaremos su sufrimiento en nuestro lugar. Nos vestiremos de “cilicio y ceniza”, recordando que como pecadores ante Dios, no somos más que “polvo y ceniza” (Génesis 18:27). Contemplaremos el amor inefable de Jesús, que murió por los pecadores en cenizas el Viernes Santo. Sin embargo, la Cuaresma no es el final. Más bien nos prepara para la Pascua. A través de nuestro Salvador resucitado, también nosotros resucitamos de las cenizas. “[Él nos dará] una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de alabanza en vez de espíritu de desaliento” (Isaías 61:3 NVI).
Evalúa tu vida. Arrepiéntete de todas las formas en que no has logrado el resultado esperado. Totalmente desesperado por salvarte a ti mismo, de modo que debes mirar a Jesús, el Único que puede salvarte. Entonces siéntete en paz con Dios, sabiendo que todo está perdonado.
Oración:
Sublime Soberano de la eternidad, confieso al igual que lo hizo Abraham que yo sólo soy polvo y ceniza, pues soy pecador desde el vientre materno. Sin embargo, por tu gracia, tuviste misericordia de mí para que sea consciente de mi lamentable estado y en tal desesperación pueda escuchar las buenas noticias de la salvación. Por el poder de tu evangelio me concediste el arrepentimiento y me impartiste fe salvadora por tus medios de gracia. Me diste una corona en vez de cenizas. Cambiaste mi lamento en baile. Concédeme un corazón agradecido que viva consagrado a tu voluntad, por Jesucristo tu Hijo. Amén.