Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de
pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.» —Hechos 16:9
El apóstol Pablo en su segundo viaje misionero visitó las iglesias que había fundado en el
primero. Inmediatamente después de terminar estas visitas quiso ir a predicar en Asia junto
con Lucas, Silas y Timoteo. Pero el Espíritu Santo les impidió hacerlo. La Biblia no nos
dice cómo el Espíritu Santo los detuvo. Pero sí nos dice que en una visión guio a Pablo para
que prediquen en Macedonia. Pablo vio un macedonio que le pedía ayuda. Sin perder
tiempo Pablo fue a brindar la ayuda solicitada. ¿Qué clase de ayuda llevó Pablo a
Macedonia?
Macedonia era una provincia romana situada en la región central de lo que actualmente se
conoce como la península balcánica (una parte fue conocida en tiempos más recientes como
Yugoslavia). Siendo la frontera entre el oriente y occidente el ministerio de Pablo en
Macedonia significó la llegada del cristianismo a Europa. Los primeros cristianos
macedonios fueron pobres (2 Corintios 8:1-2). Pero Pablo no entendió la visión como un
llamado a ayudar financieramente. El llamado de Pablo y sus colaboradores era claramente
un llamado espiritual y por tanto era apropiado entender la visión en ese sentido. «La única
forma en la que Pablo pudo entender la expresión “ayúdanos” fue como una invitación
urgente para que predicara allí el evangelio. Él y su equipo misionero aceptaron la visión
como un mandato del Señor, y actuaron conforme a ello. Cuando viene un llamamiento
claro y pide ayuda espiritual, ¿qué otra cosa puede hacer el pueblo de Dios sino responder a
ese llamado?» (La Biblia Popular: Hechos)
Hoy también hay muchos pueblos, grupos humanos e individuos que claman pidiendo
ayuda espiritual. Pero no todos podemos ir a ellos. Pablo y sus colaboradores pudieron
llegar a los macedonios porque tenían el respaldo de la iglesia en Antioquía. En el cielo
Pablo y sus colaboradores serán recompensados por su celo misionero y junto con ellos los
cristianos que les apoyaron con sus ofrendas. Pero no tendrán esa recompensa a causa de
sus propios méritos, pues todo lo bueno que hacemos está contaminado por nuestra
naturaleza pecadora. Es solamente por los méritos de Cristo, agregados a los nuestros, que
Dios ve como agradables nuestros esfuerzos hechos en gratitud al Redentor.
Oración: Señor, es tu voluntad que tu iglesia lleve el evangelio a todo el mundo. Por
causa de nuestro pecado no lo hacemos perfectamente y por eso merecemos toda tu
ira. Gracias a los méritos de Jesucristo hemos sido salvados del castigo eterno. En
gratitud a tu misericordia queremos responder al clamor de ayuda de quienes todavía
no conocen las buenas noticias. Amén.