Como está escrito: «Miren que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace caer;
pero el que confíe en él no será defraudado.» —Romanos 9:33
Muchos pasajes bíblicos se refieren a Cristo como una roca. ¿Por qué?
Según la Biblia, Jesucristo es la Roca en varios aspectos. Como vimos ayer, Cristo fue la roca que
suministró bebida espiritual en el desierto a los israelitas del tiempo de Moisés. Además, Cristo es
llamado roca en el sentido de brindar seguridad. Una edificación construida sobre una roca es
firme y permanece (Mateo 7:24–28). No hay mayor, ni mejor fundamento, que el propio Cristo.
Así lo enseña Él mismo cuando afirma que construirá su iglesia sobre la verdad de que Él es el
Cristo (Mesías) prometido. Según la palabra de Dios «nadie puede poner un fundamento diferente
del que ya está puesto, que es Jesucristo.» (Mateo 16:17 cf. 1 Corintios 3:11) Con esta idea en
mente, Pablo escribe el texto de hoy, citando lo afirmado por Dios a través del profeta Isaías: «Por
eso dice el SEÑOR omnipotente: «¡Yo pongo en Sión una piedra probada!, piedra angular y
preciosa para un cimiento firme; el que confíe no andará desorientado. Pondré como nivel la
justicia, y la rectitud como plomada.» (Isaías 28:16,17) Cristo es la piedra probada y declarada
perfecta, la roca justa sobre la cual se fundamenta el edificio de la fe. El nivel (como de un
constructor), que determina quién es parte de esa construcción, es la justicia de Cristo atribuida al
creyente por la sola fe. Puesto que muchos no admiten ser salvados gratuitamente sin las obras de
la ley, Cristo también es la piedra de tropiezo y roca que hace caer. Eso significa que quien no
descansa por entero en los méritos de Cristo, para entrar en la vida eterna al cielo y ser salvo de la
ira eterna en el infierno, tropezará en Él. Por esto Cristo es llamado también la roca de tropiezo.
Para los creyentes, Cristo es la única roca de salvación. Para los que se pierden, Él solo es una
piedra de tropiezo, pues tienen otra roca en la que se apoyan como fundamento de salvación.
Lastimosamente cualquier roca que no sea Cristo solo lleva a la condenación eterna. Porque solo
Cristo pasó la prueba y sólo Él es digno (Apocalipsis 5:2–5). Solo Cristo, en sustitución nuestra,
obedeció perfectamente la ley moral de Dios y venció las tentaciones de Satanás y sólo Él padeció
en la cruz toda la ira de Dios que merecemos por ser pecadores. En gratitud vamos a querer
temer, amar y confiar en Cristo como Dios y salvador nuestro, por encima de todas las cosas.
Oración:
Señor Jesucristo, confieso que solo tú eres digno de todo el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios
reyes y sacerdotes. Amén.