14 de mayo
Dijo: «¡Sí!»
Christine Wentzel
El titular de la noticia decía (en parte): «¡Ruego respondido!» a la historia de supervivencia de una víctima de accidente.
¿Atestigua realmente esa declaración bienintencionada la obra completamente asombrosa de Dios? ¿O lleva a otro a preguntarse por qué sus oraciones «no fueron» respondidas, o ni siquiera escuchadas?
Los cristianos lo decimos todo el tiempo por una buena razón. Nos extasiamos ante el amor divino que viene a rescatarnos. Es combustible para nuestra fe. Es la validación de nuestro testimonio. Es la prueba del cuidado personal de Dios en nuestras vidas.
Pero para un compañero cristiano que está luchando en su espera (e incluso para el público incrédulo que nos observa bajo un microscopio), podemos testificar que el combustible, la validación y la prueba también vienen con una puerta cerrada o una orden de paciencia. Dios hace su mejor trabajo detrás de las escenas de nuestro entendimiento.
«Entonces ustedes me pedirán en oración que los ayude, y yo atenderé sus peticiones»(Jeremías 29:12).
Que los titulares digan: «¡Dios responde a TODAS nuestras oraciones!».
Esta es una declaración de nuestra esperanza segura de que Dios escucha cada una de las oraciones de sus hijos. Él responde a cada una con un sí, un no, o un espera. Son los síes los que ansiamos, porque pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros, especialmente cuando estamos en crisis. Pero si de verdad confiamos en que sólo Dios sabe lo que es mejor, en que se interesa apasionadamente por nuestro bienestar, entonces descansaremos en su «silencio» con el apoyo de nuestra familia.
Oración:
Bendito Dios eterno, en gratitud a tu inmenso amor, quiero vivir bajo tu guía y sabia providencia. Concédeme, te suplico, que respondas mis oraciones de acuerdo con tu divina voluntad y no a la mía, por Jesucristo tu Hijo. Amén.