21 de Febrero
Dios obra por nuestro bien
Sarah Habben
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito” (Romanos 8:28).
A menudo queremos que este versículo signifique, Dios permite las dificultades para darme algo mejor. Por ejemplo, un sótano inundado significa que Dios tiene en mente una mejor casa para mí. Una relación o un trabajo fallido significa que Dios tiene planeado algo más feliz. El “bien” de Dios es algo tangible, material, inmediato... ¿verdad?
A veces sí. A veces no.
Cuando volvemos a poner el versículo 28 en contexto, vemos la pequeña palabra ”para”. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo” (versículo 29).
Dios obra en todas las cosas: las que nos rompen el corazón y las que nos alegran para nuestro bien. Pero la promesa de Dios aquí no es limpiar nuestro helado derramado y darnos uno más grande. Su promesa es hacernos más como Jesús, el Jesús fiel y amoroso que obedeció a su Padre hasta la cruz.
● La principal preocupación de Dios es nuestra santidad, no nuestra prosperidad.
● Dios hará las cosas por nuestro bien espiritual, no siempre por nuestro bien material.
● La promesa de Dios es la vida eterna, no una vida fácil.
Extrañamente, ¡es un alivio! No necesitamos dudar del amor de Dios cuando no vemos ningún bien tangible arrancado del mal. No necesitamos preguntarnos si Él nos está castigando cuando las cosas van mal. SABEMOS que Dios está obrando para nuestro bien. ¿Cómo? Él nos está moldeando para ser como Jesús. Él nos está preparando para nuestro hogar celestial.
Oración:
Amado Dios, concédeme que mi vida entera esté consagrada a Ti de tal manera que cuando me sometas al fuego de la prueba sea purificado como lo es el oro. Otórgame, Señor, el don del contentamiento para que acepte las adversidades con resignación cristiana y con gozo agradecido me someta a tu benigna voluntad paternal, por Jesucristo tu Hijo. Amén.