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Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y
estos tres son uno. —1 Juan 5:7, RV1995
Caminando por la ciudad, oí como un proselitista religioso, que trataba de ganar nuevos
adeptos, dijo respecto al texto de hoy lo siguiente:
—¡Ese versículo es espurio, no está en el texto original! Los trinitarios han cambiado la
Biblia para apoyar sus falsas ideas.
¿Es verdad que los trinitarios cambiaron la Biblia para engañar? Afirmaciones tan
categóricas y similares a esta son comunes hoy en día. Muchos argumentan que el

Emperador romano Constantino fundó la iglesia católica romana para imponer la doctrina
de la trinidad. Además suponen que los trinitarios, tomando ventaja del poder imperial
confeccionaron Biblias a las que insertaron versículos para apoyar la doctrina de la trinidad
e incluso algunos afirman que la parte final del evangelio de Mateo, que trata de la Gran
Comisión, sería una de estas añadiduras.

Sin embargo, todo estudioso serio e imparcial de la historia sabe que Constantino no fundó
ninguna iglesia (mucho menos la iglesia católica romana) y que este emperador fue
bautizado precisamente por Eusebio de Nicomedia que no creía en la trinidad y a quien
también nombró maestro de sus hijos Constancio y Constante. Estos, al heredar el trono,
persiguieron a los trinitarios. Es verdad que Constantino mandó elaborar cincuenta copias
de la Biblia en griego. Los manuscritos conocidos como el Códice Vaticano y el Códice
Sinaítico son considerados parte de esas 50 copias que Constantino financió. Lo interesante
es que ambos manuscritos omiten este versículo y otros muchos más.

Aunque el texto de hoy no se encuentra en todos los manuscritos, todos los manuscritos del
Nuevo Testamento sí tienen otros versículos que la enseñan la trinidad. Jesucristo mismo la
revela. Nosotros, en gratitud por haber sido perdonados gratuitamente, vamos a querer
examinar todos los versículos acerca de cada enseñanza bíblica para saber «bien la verdad
de las cosas en las cuales hemos sido instruidos, escudriñando cada día la Santas
Escrituras». (ver Lucas 1:4; Hechos 17:11; Proverbios 14:15)

Oración:

Santo Padre, omnipotente y eterno Dios, es digno, justo y saludable que en todo
tiempo y en todo lugar te demos gracias, a ti que con tu Hijo unigénito y con el
Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, y mediante la confesión del único y
verdadero Dios, adoremos a la Trinidad en persona, y la Unidad en sustancia,
diciendo: ¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su
gloria!: ¡Hosanna en las alturas! Amén.