Oh Dios y salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y
perdona nuestros pecados. —Salmo 79:9
El Salmista Asaf clama al Señor suplicando auxilio: «ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona
nuestros pecados». Puede invocar con confianza a Dios por su ayuda pues el Señor mismo enseñó
a hacerlo (Salmos 50:15; Éxodo 20:24). Sin embargo, Dios no nos escucha sólo por pronunciar su
nombre. Lo hace por el honor de su nombre y por lo que ese nombre significa. ¿Por qué el nombre
de Cristo es precioso y glorioso?
El apóstol Pedro, hablando de Jesucristo, dijo: «De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no
hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos». (Hechos
4:12). Jesús significa «Jehová salva». Él es el único que puede salvar al pecador. En su nombre
podemos presentar nuestras peticiones confiados en que, por sus méritos, seremos escuchados.
Cada vez que invocamos el nombre de Jesús confiando en sus méritos, y no en los nuestros,
nuestras oraciones son atendidas como si el propio Jesucristo las pidiera. Pero este nombre no es
una palabra mágica que garantiza que nuestra petición se realizará. Somos escuchados solo
cuando invocamos el nombre de Cristo con fe y de acuerdo con su voluntad. Las oraciones en
incredulidad no son escuchadas. Entonces, ¿Cómo puede un incrédulo salvarse si su oración de
arrepentimiento no será oída?
Al respecto Pablo escribe: «Así dice la Escritura: “Todo el que confíe en él no será jamás
defraudado.” […] porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». Ahora bien,
¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han
oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? […] Así que la fe viene como resultado de oír el
mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.» (Romanos 10:11-17). Esto significa que
el incrédulo deja de ser incrédulo cuando Dios le imparte el don de fe por medio del poder del
evangelio. El evangelio es Cristo mismo como nuestro sustituto. Solo por su obra redentora somos
reconciliados con Dios y pasamos de incrédulos a creyentes. En su precioso y glorioso nombre
hemos sido salvados. En gratitud vamos a querer compartir estas buenas noticias dando a conocer
su nombre.
Oración:
Señor, confieso que no he usado tu nombre según tu voluntad. Gracias te doy porque por los
méritos de tu Hijo he sido perdonado. Concédeme que por el poder de tu evangelio le tema y
ame de modo que no use su nombre para maldecir, jurar, hechizar, mentir o engañar, sino que
lo invoque en todas las necesidades, lo adore, alabe le dé gracias y comparta el evangelio.
Amén.