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Jueves 22 de agosto 2024

LA COMUNIDAD DE LOS SANTOS

¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! --Salmo 133 1.

Desde hace muchos siglos atrás, por todo el mundo, muchos cristianos han confesado que creen en «la comunión de los santos». Pero una gran mayoría no comprende exactamente cuál es el significado de esa expresión. ¿Cómo así?

Al mencionar una ciudad la primera idea que viene a la mente es su locación geográfica y la imagen de sus edificios principales: como París y la torre Eiffel, Roma y el Coliseo, Washington y la Casa Blanca, etcétera. Pero una ciudad no es solo sus edificios sino también sus habitantes. La Nueva Jerusalén no son sus calles de oro sino los salvos por la fe. Así también la iglesia (el Israel de Dios) no es un edificio material sino las personas que lo conforman. La expresión «la comunión de los santos» significa «la comunidad de los santos» o «la asamblea de los santos». La iglesia es la comunidad de santos, encabezada por Jesucristo. Estos santos convocados el día del Señor, no se reúnen para compartir sus propias conclusiones acerca de lo que es la verdad, sino para escuchar con gusto la verdad revelada por Dios en la Santa Escritura, pues quieren aprenderla, retenerla y ponerla en práctica. Como escribió Lutero: «El Espíritu Santo dispone, ante todo, de una comunidad especial en este mundo, que es la madre, pues ella engendra y mantiene a todo cristiano mediante la palabra de Dios que él mismo revela y enseña, iluminando y encendiendo así los corazones, a fin de que la capten y la acepten, se acojan a ella y en ella permanezcan.» (Gálatas 4 26; Hebreos 12 22 al 24). Solo gracias a Cristo somos parte de la «comunidad de los santos». En gratitud vamos a querer creerlo y confesarlo.

Oración:

Señor, confieso que existe en la tierra un santo grupo reducido y una santa comunidad que se compone de puros santos, bajo una cabeza única que es Cristo, convocada por el Espíritu Santo, en una misma fe, en el mismo sentido, y en la misma comprensión, con diferentes dones, pero estando unánimes en el amor, sin sectas, ni divisiones. Yo también soy parte y miembro de esta comunidad, y participante, no por mí mismo, sino llevado por el Espíritu Santo, e incorporado al oír el evangelio. Por ese mismo poder, continúo escuchando la palabra de Dios, por la cual el Espíritu Santo obra santificación en mí, dándome crecimiento espiritual hasta la venida de Cristo. Por tu evangelio en los medios de gracia concédeme que ese día, yo sea encontrado lleno de fruto. Amén.