Todos también comieron el mismo alimento espiritual y tomaron la misma bebida espiritual,
pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. —1 Corintios 10:3,4
Solo podemos ser salvos de la condenación eterna únicamente por la gracia de Dios por medio de
la sola fe, sin la colaboración de ninguna buena obra de parte nuestra. Es solo por los méritos de la
obediencia activa y pasiva de Jesucristo: Solo Él cumplió perfectamente todas las buenas obras
que la ley moral de Dios exige para declararnos justos. Además, sólo Él sufrió toda la ira de Dios
que nosotros merecemos. Lo hizo como nuestro sustituto, y los beneficios de esos méritos nos son
aplicados mediante el poder del evangelio en los medios de gracia: El bautismo y la santa cena,
por el evangelio, son alimento y la bebida espiritual que el Señor instituyó para impartirnos fe y
afirmarnos en ella, pues nos anuncian el perdón de pecados. De esa manera, por la fe, reposamos
en la Roca.
Sin embargo, el conocer las verdades de la salvación y beneficiarse de los dones de Dios al
participar de los medios de gracia no garantiza que seamos creyentes. Pablo, nos recuerda que los
israelitas del tiempo de Moisés, habían sido testigos de los portentos más asombrosos hechos por
Dios y habían participado del alimento y la bebida espiritual. Pero la gran mayoría de los que
salieron de Egipto murió en el desierto bajo el juicio de Dios. ¿Por qué? Porque eran incrédulos. El
tener conocimiento de las verdades espirituales o el estar activamente involucrado con ellas no
necesariamente es señal de salvación. Como está escrito: «¿Tú crees que hay un solo Dios?
¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.» (Santiago 2:19). Solo la genuina fe
salvadora es evidencia de salvación. Invariablemente la genuina fe salvadora viene acompañada
de frutos dignos de arrepentimiento. Por esto, si al conocer una enseñanza clara de la Biblia
queremos buscar confirmación en un sueño o visión o en la tradición, la razón o la experiencia
nuestra o de otros, entonces no estamos confiando en la Roca sino en aquello que pensamos que
nos confirmará tal enseñanza. Si lo que creemos y practicamos tiene base en cualquiera otra cosa
que no sea la sola autoridad de la Biblia, entonces estamos en peligro de tener una fe adulterada,
debilitada o muerta. Nosotros, también hemos fallado en confiar perfectamente en la Roca. Pero
gracias a los méritos de Cristo fuimos absueltos, perdonados y reconciliados con Dios. En gratitud
vamos a querer confiar y creer solo aquello que claramente es enseñado por la Palabra de Dios.
Oración:
Señor, guárdame, te suplico, de escuchar los engaños demoniacos y de la tentación de pensar
que tu Espíritu Santo nos habla fuera de lo que dice en la Biblia. Que tu sola palabra sea mi juez
en lo que creo y practico. Amén.