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Lunes 22 de Julio 2024

 

No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo. Romanos 12:17

 

 

La venganza nunca es buena.

 

La ley del mundo es, si él te pegó, pégale tu más duro. Esto lo vemos en muchas esferas de nuestro mundo. Muchas veces, cuando un niño le pega a otro y el golpeado va llorando donde los papas, muchos le dirán, ‘Usted es que es mocho, que se dejó pegar, respóndale y dele más duro. No se deje’.

 

Pero esto no es algo solo de los niños. Si miramos el mundo a nuestro alrededor, cada día va de mal en peor, y es porque la misma gente que siempre se ha querido vengar y hacer pagar con sus medios las cosas que le hacen las demás personas que causan daño o rabia en su vida. Es triste cuando miramos que la gente quiere pagar con el mismo mal que se le trata. Si alguien asesina a una persona, lo más lógico para el mundo es matar a la persona que lo mató. Así se aplica a las tareas de la vida donde nos vemos afectados de una u otra manera, como, por ejemplo, si me pegas, te pego, si me tratas mal te trato aún peor, etc.

 

Que distinto es lo que Dios nos anima hacer cuando la gente actúa mal contra nosotros. Nos dice que no paguemos de la misma forma, más bien que procuremos lo bueno, y lo bueno es lo contrario al mal, y Dios, en su sabiduría, nos dice por qué.

 

Romanos. 12:19 No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.»

 

Por amor al Señor que nos ha salvado, no tomemos las mismas actitudes de los que hacen el mal. Lo haremos cuando, en vez de vengarnos por lo que nos hacen, aprenderemos a dejarlo a las autoridades que Dios ha puesto aquí en la tierra. Pondremos nuestra denuncia y demandas necesarias y de igual manera confiaremos en Dios que el haga lo justo y perfecto.

 

Oración:

 

Dios santo, enséñame y ayúdame a que cada día yo pueda devolver el bien a los que me hacen mal y que nunca tome venganza por mí mismo, sino que aprenda a dejarlo todo en tus manos. Amén.