Listen

Description

[En aquél tiempo Jesús dijo:] Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte
del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. Y
también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.
—Juan 15:26-27

Jesucristo prometió enviar al Consolador, es decir, el Espíritu Santo. La Palabra griega
traducida aquí «Consolador» es «paráklëtos», y significa «uno que ha sido llamado para
ayudar a otro de manera que permanezca firme ante la adversidad». Por esta razón quien
asumía el papel de abogado en la defensa de su amigo era llamado «paráklëtos». En el
pasado la palabra castellana «consolador» tenía tal connotación y era bastante adecuada
para comunicar ese sentido. Pero hoy solo da la idea de aliviar la pena de alguien. Cuando
Cristo anunció la venida del Espíritu Santo prometió a sus discípulos que no les faltaría la
ayuda divina por muy difícil que sea la circunstancia que tendrían que enfrentar.

Los apóstoles tuvieron la ayuda del Espíritu Santo que consistía en revelación directa. Él
les recordó las enseñanzas de Jesús y la interpretación del Antiguo Testamento. Toda esa
revelación fue conservada para nosotros en la Biblia. Hoy el Espíritu Santo nos habla en las
Santas Escrituras y por eso la Biblia es el arma poderosa del creyente. Así como un
guerrero es poderoso con su arma, los cristianos tenemos el poder del Consolador en la
Biblia, teniendo en cuenta que el Espíritu Santo nos ha atado a las Escrituras. Querer buscar
que Dios nos hable aparte de la Biblia es rechazar al Espíritu Santo. Dios quiere que
seamos dóciles a su palabra y no rebeldes, quiere que oigamos al Espíritu con agrado.

Por causa de nuestra naturaleza humana no podemos escuchar al Espíritu perfectamente. El
pecado nos empuja a escuchar falsas doctrinas que incluso pueden tener respaldo
sobrenatural (Mateo 7:21-23). Por eso merecemos toda la ira de Dios. En su misericordia,
Dios proveyó nuestro Salvador en Cristo, quien con su perfecta obediencia es del agrado de
Dios por nosotros, y quien cargó sobre sí nuestros pecados en la cruz. En gratitud vamos a

querer apreciar, escuchar y obedecer con agrado al Espíritu Santo cuando nos habla en la
Biblia.

Oración:
Señor, en gratitud a la sustitución que efectuaste para mi salvación quiero ser un fiel
oidor y hacedor de tu palabra. Te suplico me guardes de la tentación de buscarte en
sueños, visiones, sentimientos o sabiduría carnal. Amén.