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21 de agosto

¿Las espinas son buenas?

Pastor David Scharf

 

            «¿Por qué me ha pasado esto a mí? ¿Por qué la vida es siempre una lucha? Estoy cansado de las batallas conmigo mismo y con los demás. Dios, ¡quítame lo malo de encima!».

            El apóstol Pablo podía sentirse identificado. Dios había permitido que Pablo sufriera una «espina en la carne». Pablo lo llamó un «mensajero de Satanás». Entiende que cuando una espina viene en la vida, siempre hay dos mensajes adjuntos a ella, uno de Satanás y otro de Dios. Dependiendo del que escuches, te desanimará o te fortalecerá. A veces, como Pablo, rogamos a Dios que nos la quite, pero Dios permite que permanezca. 

            Tal vez tu sufrimiento o tu debilidad han perdurado. Tal vez te pesa mucho. Si es así, escucha el mensaje que Dios adjunta a tu espina: «Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Por eso Pablo continuó diciendo: «Por eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mí»(2 Corintios 12:9,10).

            ¿Te das cuenta? Tu lucha no significa que Dios te haya abandonado o que no te ame. Al contrario, la lucha te lleva a apoyarte en la fuerza de Dios en vez de en la tuya propia. Te obliga a apoyarte en el amor de Jesús, que te salvó con su cruz. Porque nos conducen a nuestra verdadera fuerza, ¡hasta las espinas son buenas! 

 

Oración:

 

Dios todopoderoso, nadie es más fuerte que tú. Confieso que en mí predomina la debilidad y mi primera reacción es pedirte más fuerzas. Sin embargo, en tu gracia la debilidad humana es la mejor manera de depender de tus fuerzas. Concédeme ser lo suficientemente débil de tal manera que seas tú mi verdadera fortaleza, por Jesucristo tu Hijo. Amén.