20 de agosto
Mi copa rebosa
Pastor Jon Enter
Recuerdo que de niño leía el Salmo 23:5 y me preguntaba por qué Dios prometía hacer rebosar mi copa. Si vertía un vaso demasiado lleno y lo derramaba, me metía en problemas por descuidado. Sabía que Dios lo entendía como algo bueno, una bendición, pero no entendía cómo.
En tiempos bíblicos, las celebraciones de boda duraban hasta una semana, a veces más. Cuando los invitados llegaban, recibían una copa que los sirvientes llenaban continuamente durante toda la fiesta, incluso durante días. Si la copa seguía llenándose, era señal de que el anfitrión quería que se quedaran más tiempo. Si la copa se secaba, era una forma educada de decirte que era hora de irte sin tener que avergonzarte verbalmente delante de los demás.
¡Tu copa rebosa! ¿Sabes lo que eso significa? El Señor Todopoderoso, el Creador del universo, el que habló y las montañas crecieron y el fondo del mar cayó, el que habló y el sol brilló y la abeja zumbó y el gorila gruñó. Ese Dios. El único Dios. El verdadero Dios quiere una presencia continua contigo. Su copa rebosa. Derrama su misericordia continuamente en tu corazón y a través de tu vida. «Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado»(Romanos 5:5).
Es increíble saber que el deseo sincero de Jesús es pasar la eternidad contigo, ¡y ya lo está haciendo!
Oración:
Todopoderoso Padre, aunque no lo merezco, tú te delitas en brindarnos más allá de lo que necesitamos. Te bendigo y agradezco porque mi copa está rebosando y quieres que así sea por la eternidad. Nada deseo más que el vivir por siempre en tu presencia, por Jesucristo tu Hijo. Amén.
