5 de Febrero
Ponte en mis zapatos
Jan Gompper
Cuando yo era pequeña, me encantaba ponerme los zapatos de tacón alto de mi mamá e imaginar que era una adulta. Recuerdo mirar por la ventana del auto cuando pasaba por el área* de “proyectos” de Chicago, preguntándome cómo sería usar los zapatos de una niña que creció allí.
Como actriz, he tenido que ponerme en los zapatos de los personajes que he interpretado. Muchas veces he tenido que indagar profundamente para intentar comprender lo que hacía pensar, creer y actuar a la persona que estaba interpretando.
Sólo podemos imaginar lo que es ponerse en los zapatos de otro. Pero Jesús realmente lo hizo. Elapóstol Pablo escribe: “Se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:7,8).
Jesús se hizo uno de nosotros para que pudiéramos saber con certeza que Él comprende plenamente lo difícil que puede ser nuestro caminar terrenal. Lo hizo para que pudiéramos confiar con certeza que no sólo ve nuestro dolor, sino que también lo ha sentido. Lo hizo para que creyéramos con certeza cuánto nos ama.
Nunca seremos capaces de entender completamente lo que es ponerse en los zapatos de alguien más. Pero ¿no podría el mundo racialmente y políticamente dividido en el que vivimos actualmente beneficiarse enormemente si todos nosotros hiciéramos todo lo posible para al menos intentar ponérnolos?
Oración:
Bondadoso Padre, que en tu hijo Jesucristo te pusiste en nuestros zapatos no solo simpatizando con nuestra debilidad, sino que realmente Él obedeció tu voluntad divina en nuestro lugar y sufrió como nuestro Sustituto el castigo que merecíamos por el pecado. Concédenos amarte a Ti y a nuestro prójimo de tal manera que tratemos a los demás como deseamos ser tratados y que amemos como Tú nos amas, no por lo que merecemos sino porque eres un Dios de amor, por Jesucristo tu Hijo. Amén.