25 de agosto
¿Qué hay en un nombre?
Ann Jahns
Una de las partes más emocionantes de la preparación para dar la bienvenida al mundo a un niño es la elección del nombre. Los nombres son algo muy importante. Los nombres te acompañan el resto de tu vida. Los futuros padres estudian minuciosamente listas de nombres de bebés o piensan en familiares a los que les gustaría honrar.
¿Y qué me dice de la Biblia como fuente de inspiración? Hay muchos nombres fantásticos ricos en significado espiritual e historia.
Por ejemplo, fíjate en los «héroes de la fe» del capítulo 11 de Hebreos. ¿Qué te parece el nombre de Jacob? Ah, espera. Favoreció abiertamente a uno de sus hijos, sembrando las amargas semillas de los celos en los demás. Bien, ¿y David? Humm. Embarazó a la esposa de uno de sus soldados y luego hizo que mataran a ese soldado para encubrirlo. ¿O tal vez el nombre de Rahab? Oh, vaya. Rahab era una prostituta con un pasado turbio.
Pero esa es la belleza de la gracia de Dios, ¿no? Utilizó a seres humanos trágicamente defectuosos para llevar a cabo su plan de salvación. Sí, a menudo fracasaron, y algunos de forma espectacular. Pero los utilizó de todos modos. Igual que te usa a ti, igual que me usa a mí. Y como usará a ese creyente recién nacido con el nombre de Samuel o Sara o Noé.
Dios te asegura: «Yo te llamé por tu nombre, tú eres mío»(Isaías 43:1 DHH). No importa el nombre que figure en tu partida de nacimiento, por la gracia de Dios tu verdadero nombre es Hijo de Dios. Ese es el único nombre que importa.
Oración:
Bondadoso Dios, te doy gracias por mi nombre actual, pero más por mi nuevo nombre pues dice que soy tuyo, que soy tu hijo por la gracia y los méritos de tu Unigénito. Concédeme que, mientras espero la vida eterna, viva consagrado a ti y de tal manera que honre tu nombre y mi nuevo nombre, por Jesucristo tu Hijo. Amén.