23 de agosto
¿Te apuntas?
Jan Gompper
¿Has hecho alguna vez el Hokey Pokey? «Mete el pie derecho, saca el pie derecho, mete el pie derecho y sacúdelo todo». Y termina: «Mete todo tu ser». Cuando lo haces, te sientes un poco tonto; quizá por eso se llama Hokey Pokey.
Pero, ¿alguna vez has puesto todo tu empeño en algo? Yo lo hice cuando estudié un posgrado. Tenía tres trabajos a tiempo parcial, comía muchos macarrones con queso y dormía una media de tres a cuatro horas por noche.
Es probable que pongamos todo de nuestra parte cuando realmente queremos o creemos en algo. Entonces, ¿alguna vez me he entregado por completo a Jesús? Creo en Él y quiero hacer su voluntad aquí en la tierra. Pero, ¿alguna vez me he esforzado tanto en hacer su obra como cuando intentaba alcanzar otros objetivos en mi vida? Lamentablemente, confieso que no. Tal vez tú confieses lo mismo.
Afortunadamente, sin embargo, tenemos un Salvador que lo dio todo por nosotros. Lo sacrificó todo -su legítimo lugar en el cielo, su comodidad en esta tierra, su propia vida- para que pudiéramos estar seguros de que estaríamos todos en su reino celestial. Y por lo que hizo Jesús, Dios considera incluso nuestros escasos intentos en su favor como «sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucristo»(1 Pedro 2:5).
Y no hay nada raro en ello.
Oración:
Señor eterno, confieso que hice todo el mejor esfuerzo para alcanzar mis expectativas, pero que no puse igual empeño en consagrar mi vida a Ti. Tu amor es tan grande que aun así me salvaste y me hiciste parte de tu reino. Concédeme ser un fiel administrador de los dones que me das y ser un instrumento de tu paz, por Jesucristo tu Hijo. Amén.