16 de agosto
Unas palabras para los cristianos mayores
Pastor Mike Novotny
¿Hay algún canoso de Dios por ahí? Después de pasar la marca de los 40 años recientemente, me estoy dando cuenta de que envejecer tiene sus frustraciones. Me estoy dando cuenta de que es más difícil recordar los nombres de las personas, más desafiante memorizar las palabras de Dios, y casi imposible sentirme bien con el cuerpo más arrugado y caído que se refleja en el espejo cada mañana. (Algunos de ustedes estarán pensando, Pastor, ¡espera a tener 50! o 60! u 80! No tienen ni idea...)
Es fácil ceder a las quejas cuando el cuerpo empieza a fallar. Pero el apóstol Pablo tenía una perspectiva diferente que mantenía su fe joven y fresca. Escribió: «Aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día»(2 Corintios 4:16).
Ustedes, los sesentones, pueden tener una fe más rápida y fresca que la de un novato. ¿Cómo? Poniendo los ojos en lo que no se ve y es eterno (véase el versículo 18). Sé que muchos de tus amigos se reúnen para quejarse de la medicación, las citas con el médico y las operaciones, recordando los días de gloria de su pasado juvenil. Pero tú puedes concentrarte en los días de gloria venideros, cuando Jesús regrese para hacer nuevas todas las cosas. Ese día, el primero de una racha interminable, Jesús resucitará tu cuerpo, transformado para que sea tan glorioso como el suyo, y te presentará en la presencia del Padre de una vez por todas.
¡Ah, los millennials deberían envidiar a los ancianos que tienen sus ojos fijos en el para siempre! Así que, sea cual sea tu edad, fija tus ojos en Jesús y da gracias a Dios por siempre.
Oración:
Eterno Dios, todos vamos rumbo a la vejez y eso conlleva padecer diversas dificultades que parecen ser un camino de decadencia. Sin embargo no prestamos atención de que ese camino va rumbo a la eternidad. Concédeme que en lo que me resta de vida siga creciendo en fe y en el conocimiento de ti y de tu Hijo Jesucristo, te lo suplico en su precioso nombre. Amén.