Por Linda Steppenbacker
Interpretado por Karen Barberena
Filipenses 4:6-7 dice, “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, mediante oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
Entonces ahora que sabemos lo que NO debemos hacer (¡No teman!), ¿qué haremos?
¿A qué estamos llamados como hijos de Dios? Verás, no sólo estamos llamados a FUERA de las maneras en que nuestro viejo hombre o mujer (no redimidos) habrían hecho las cosas (y cómo el mundo que nos rodea hace las cosas), sino que estamos llamados a ARRIBA a un nuevo nivel de vida en nuestra identidad como hijos e hijas del Dios Altísimo. Debido a quiénes somos y a quiénes pertenecemos, vivimos en un nivel superior al de quienes nos rodean. De hecho, tenemos el derecho de vivir en el nivel más alto: en lugares celestiales.
@clubdeayudaparamamas