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Había una vez en la época de la colonia en las montañas de Colombia un pueblo a la que llego una mujer procedente de España. La mujer era especialmente hermosa, con una cabellera negra, ojos verde oliva, piel blanca como la niebla, alta y esbelta como pocas y con una sonrisa de dientes blancos perfectos.
La mujer llego a aquel pueblo con la intensión de vivir de sus dotes adivinatorias y rápidamente se instalo en una de las calles aledañas a la plaza principal. La mujer causo inmediatamente un total revuelo en la sociedad del pueblo y pronto las mujeres del pueblo comenzaron a señalarla como una mujer mala.
Se dice que esta mujer era capaz de hacer caer en desgracia cualquier hombre que conociera debido a su excesiva belleza a sus dotes de seducción y especialmente su sonrisa de blancos y perfectos dientes. Y que efectivamente muchos matrimonios fracasaron cuando los maridos iban a hacerse leer las cartas en el local de aquella mujer y quedaban prendidos de su belleza. Despechados muchos abandonaban a su mujer o se dedicaban al licor despechados por el desprecio de aquella mujer.
La mujer a la que muchos comenzaron a llamar la Maga, vio prosperar rápidamente su negocio y después de algunos años y de ser frecuentemente pulpitriada por el cura del pueblo decidio enfrentarlos con una nueva aventura. Compro la casa aledaña a su negocio de lectura de las cartas y abrió allí una casa de entretenimiento para hombres.
Para ello recorrio los pueblos vecinos y se dedico a buscar hermosas mujeres y sabias en las artes amatorias a las que contrato para que fueran a servir de diversión en aquel pueblo. Y allí al mas conservador de los pueblos de la vieja Antioquia en Colombia llegaron procedentes de otros pueblos las mujeres mas llamativas y bellas que se tenga noticia. Solamente eclipsadas por la belleza descomunal de la maga.
Y frente a la mirada escandalizada de las mujeres de alta alcurnia del pueblo, el centro de diversión de hombres tomo forma y muchos hombres del pueblo y del campo se perdían durante la noche entre el licor y los halagos de las mujeres de vida alegre.
Pese a la constante replica de los sacerdotes de las numerosas iglesias del pueblo, el negocio fue prosperando y creciendo y la Maga se fue haciendo más y más rica y más y más malvada, pero siempre conservando su servicio de echada del naipe, la lectura de las líneas de la mano y la conjura de males y hechizos.
Se decía en el pueblo que el mal se había asentado en aquel religioso pueblo y que la causa de los múltiples matrimonios que se habían desbaratado se debían a las artes mágicas y amatorias de la Maga y sus discípulas. Además las enfermedades venéreas galopaban por el pueblo y fortunas se perdieron entre los brazos de las bellas mujeres de la casa de diversión.
Sin embargo el designio tenia preparado un castigo para la maga y esta comenzó a sufrir súbitamente de extrañas llagas en la piel que poco a poco fueron cubriendo su cuerpo y después de uno doloros meses la llevaron a la muerte.
Y acostada en su cama en su habitación murió la maga acompañada solamente por una de sus discípulas que nunca creyó que su patrona estuviera sufriendo de una peste contagiosa. Cuando la maga murió y su cuerpo yacía en su cama, la mujer que la acompañaba sintió un olor nauseabundo que emergía del cuerpo sin vida y cientos de murciélagos comenzaron a entrar en la casa cubriendo el cuerpo de la Maga y con su aleteo apagaron las pocas velas que acompañaban a la muerta. Luego conto la acompañante que se oyo una voz profunda y lúgubre proveniente del cuerpo de la Maga que proclamaba
me vengare de todos los hombres perniciosos y de todas las mujeres de mala vida. Conmigo me los