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Habia una vez en lo que hoy conocemos como Nigeria un mundo donde vivían el sol, su esposa la luna y el agua. Los tres eran grandes amigos y compartían el espacio que hoy conocemos como la tierra. El sol que era muy alegre y conversador, le gustaba ir a visitar con su esposa la luna al agua y el agua los recibía muy amablemente. Un día el sol le pregunto al agua, porque ella no iba a visitarlos a ellos en su morada. 

 

El agua muy cortésmente le respondió que a ella si le gustaría visitarlos, pero consideraba que la casa del sol y la luna no era lo suficientemente grande para recibir el agua. Que si algún día pasaba por allí, seguramente lo haría acompañada de todos aquellos que vivían en el agua. Y que le daba pena llegar con tanta gente. Pero de todas maneras le prometía que si algún día el sol construía una casa más grande, ella lo iría a visitar. Pero te advierto que debe ser muy muy grande porque nosotros somos muchos en el agua. 

 

El sol se sintió tocado en su orgullo y decidió  construir una casa más grande para la luna y el. Así que dedico mucho tiempo hasta que construyó un palacio muy grande.  Una mansión que sobresalía por sus dimensiones. Dignas de un se esplendido como es el sol. Una vez acabada la mansión envió una invitación al agua para que lo visitara como había prometido anteriormente. 

 

El sol y la luna se dedicaron un buen tiempo a arreglar la entrada, los salones y los jardines para recibir el agua. Y se llego el día, el agua anuncio su llegada con una tormenta con rayos y centellas y entre el sonar de los truenos se apareció el agua por la entrada, y todo comenzó a llenarse de agua. 

 

El agua acompañada de tolos los peses y criaturas marinas que iban montadas en las olas, comenzaron a tomarse cada rincón de las entradas y pronto estaban en la puerta del palacio. Allí mientras le abrían la puerta iban rodeando la mansión hasta que finalmente el sol y la luna con una sonrisa le abrieron la puerta principal de su mansión. 

 

El agua inmediatamente entro por la puerta y súbitamente el sol vio como el agua ya alcanzaba varios metros de altura dentro de su casa. El sol y la luna con una sonrisa agradecían al agua que los hubiera visitado y el agua les dijo. 

 

Te molestaría si vengo totalmente, todavía hay mucha agua por venir y muchos seres marinos están curiosos por entrar y conocer este maravilloso palacio. 

 

El sol y la luna que ya tenían el agua hasta la rodilla, sonrieron tímidamente y aceptaron. E inmediatamente se vio venir una gran ola de una altura superior a las nubes, esta ola comenzó a entrar por todas partes, llenando cada vez más el palacio, sus entradas y sus jardines. El sol que ya vio como el agua realmente estaba llegándole al cuello tomó a la luna y se colgó del techo. Allí vio como el agua seguía llegando y subiendo apresuradamente. 

 

Cuando el agua alcanzo el techo el sol tomo la decisión que cambiaría el mundo, El sol salto con su esposa la luna tan alto, tan alto que llegaron al cielo y desde allí podían ver como por mucho que subiera el agua nunca los alcanzaría. Y el  el sol construyó su nuevo palacio más arriba de las nubes, donde el agua no pudiera llegar. Y dicen los que saben que el sol y el cielo se turnan cada día para vigilar desde lo alto del cielo que el agua no los alcance en las alturas. Por eso el sol y la luna habitan el cielo.