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Había una vez un contador de cuentos llamado Hamud que vivía en un mundo donde sus cuentos eran parte de la vida cotidiana. Su pequeño pueblo estaba rodeado de bosques. La gente de su comunidad siempre se reunía alrededor de una fogata en la plaza del pueblo, ansiosa por escuchar las historias de Hamud y este siempre les tenía un cuento nuevo con el cual deleitar a sus oyentes.
Hamud
tenía un don muy especial. Cuando comenzaba a contar sus cuentos, sus palabras
cobraban vida. Los personajes que hamud describía se materializaban ante los
ojos y la imaginación de la audiencia, y los lugares que mencionaba se volvían
reales. Sus cuentos eran como ventanas a otros mundos, y la gente los amaba precisamente
por eso. Porque los transportaba a mundo nunca antes vistos y podían vivir y
conocer de cerca personajes y seres maravillosos que no con habían visto ni
conocido.
Un
día, mientras exploraba el bosque en busca de inspiración para su próximo
cuento, Hamud descubrió un antiguo libro encantado. El libro tenía páginas
doradas y una cubierta que parecía estar hecha de estrellas. El libro tenia un cerrojo
metálico con un clave. Hamud tomo el libro y después de muchos intentos pudo
abrir el cerrojo pero inmediatamente escucho una voz desde las profundidades
del bosque que le advertía que no abriera el libro. Esto solo aumento la curiosidad
de Hamud y sin dudarlo tomo la pasta de este pesado libro y lo abrió. Cuando lo
abrió, las palabras en las páginas comenzaron a brillar y a saltar , formando
criaturas mágicas y paisajes asombrosos.
Intrigado
por este hallazgo, Hamud comenzó a leer las historias en voz alta. Y a mediada
que las leía y su voz la pronunciaba más sentía magia que estas llevaban. Lo que
no sabía Hamud era que estas historias eran más que simples cuentos; eran la
clave para liberar un antiguo poder mágico que yacía dormido en el mundo. A
medida que leía, criaturas legendarias como dragones, unicornios y sirenas
comenzaron a aparecer en el bosque y
pronto este se lleno de seres mágicos y maravillosos.
Hamud, que siempre había vivido disfrutando con el poder de la palabra ahora veía como cada una de sus palabras se convertía en una realidad. Engolosinado continuo leyendo en voz alta y tomando el libro comenzó a caminar hacia su pueblo. La criaturas lo seguían ya que era el el que las había creado.
Cuando llego al pueblo se sentó en el medio de la plaza y comenzó a llamar a sus habitantes, ellos como se acercaron y se sentaron a su alrededor observando como Hamud traía consigo varias criaturas mágicas que dócilmente se arremolinaban alrededor de la plaza. Y como solía hacerlo Hamud comenzó a leerles cuentos provenientes de aquel libro dorado y a medida que lo hacía, algunos de los seres fantásticos representaban lo allí descrito.
Al
principio, la gente estaba emocionada por la llegada de estas criaturas
mágicas, pero pronto se dieron cuenta de que la magia que las acompañaba podía
ser peligrosa. En algún momento un cuento describía como un pájaro de fuego
volaba entre las casas y acto seguido un pájaro de plumas de fuego comenzó a
causar incendios, luego otro cuento narraba como un gigante de piedra recorría
las callejuelas y así comenzó a suceder. Los habitantes del pueblo
aterrorizados comenzaron a pedirle a hamud que no continuara pero este poseído por
las historias de aquel libro no podía parar.
El terror se apodero del pueblo, lo que había empezado como un gran divertimento se había convertido en una pesadilla, Hamud no sabía que hacer. No era capaz de detenerse y con cada cuento algo terrible sucedía. Hamud sintió la responsabilidad de enmendar su error y controlar la magia que había lib