Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.
Juan David Betancur
elnarrodororal@gmail.com
Había una vez un conejo que no había comido y estaba dando vueltas para ver que encontraba de comida, cuando de repente se encontró de frente con un puma que igualmente estaba buscando que comer.
El puma cuando lo vio dijo . Que suerte tengo hoy. Yo buscando comida y me encuentro contigo amigo conejo. Inmediatamente levanto la para para darle un zarpazo. Mientras le decía
-¡Ahora mismo te como! Lo siento, ya que tengo un hambre atroz.
El conejo que era muy listo le dijo.
-Amigo puma, detente un momento y piensa, Mírame yo no soy más que hueso y piel no tengo buenas carnes. De ser tu yo me comería algunas gallinas gordas y algunos pavos que tienen mucha carne y son mucho más sabrosos.
El puma al oír esto dijo. -¿De qué pavos y gallinas me hablas, yo no he visto ninguno de ellos por aquí. -preguntó lleno de curiosidad el puma, a quien ya se le hacía la boca agua.
El conejo haciéndose un poco el desentendido le dijo. Pues Allí, en aquella pradera , ¿es que no los alcanzas a ver? Desde aquí veo que son muchos y están totalmente distraídos. Además te digo que como son muy mansitos, no se espantarán.
El conejito, en realidad, intentaba engañar al puma, pues lo que había en la pradera no eran gallinas ni pavos, sino una bandada de gallinazos [1], buitres y gavilanes.
El puma, cuya vista no es tan aguda como la del conejo, veía solo unas manchas negras que se movían, así que le dijo al conejo:
-Espérame aquí y no te muevas. Voy a ir corriendo hasta la pradera y me voy a desayunar las gallinas y los pavos que tu dices que están allí. Ya enseguida regreso
El conejo que era muy maliciosos le dijo. NO te preocupes yo que espero aquí sentado
El puma salió feliz y contento hacia la pradera pensando que podría cazar a las gallinas, pero los gallinazos y los buitres lo sintieron venir y agitando sus alas comenzaron a volar dejando al pobre puma sin ninguna opción de acercárseles.
El puma, que alcanzo a ver que aquellos no eran gallinas de corto vuelo, sino gallinazos que podían volar muy alto, se dio cuenta que el conejo lo había engañado y furiosos se devolvió a donde había dejado el conejo diciendo.
-Este conejo me engaño, en cuanto lo vea me la va a pagar.
Cuando llego donde había dejado el conejo, este obviamente ya se había ido y el puma se quedo triste y hambriento.
Sin embargo, Algunos días más tarde, el puma de nuevo se encontró con el conejo mientras estaba de cacería. Apenas lo vio lo enfrento y le dijo.
Conejo Esta vez sí que no te voy a perdonar la vida! La otra vez me engañaste y te me escapaste, pero te digo que hoy si te voy a comer
El conejo que estaba recostado descansando contra una gran piedra cuan lo vio el puma le dijo.
-Amigo puma yo no te recomendaría que me comieras. Si me comes toda la montaña que esta de esta piedra hacia arriba se vendría sobre ti. Yo estoy aquí sosteniendo toda la montaña apoyado sobre esta piedra, si me atacas no podre seguir sosteniéndola y toda la montaña se caería y la montaña nos enterraría vivos. Ven más bien y ayúdame a sostenerla mientras yo voy y recojo un palo con que apuntalar la roca. Así podremos retirarnos tranquilamente y la montaña no se derrumbara.. Ayúdame, porque, como se caiga, la montaña nos enterrará vivos.
El puma, que no era muy listo, pensó que el conejo le decía la verdad y colocando su cuerpo contra la piedra dejo